Un pH ácido puede ocurrir por el estrés emocional, sobrecarga de toxinas, las reacciones inmunes o cualquier proceso que prive a las células de oxígeno y otros nutrientes. Obviamente, una dieta que es muy ácida puede cambiar los niveles de pH hasta cierto punto, también.
Nuestro pH en la sangre tiene una gama muy estrecha de alrededor de 7,35 a 7,45.
Si el pH de nuestro cuerpo se desvía de esta gama y cae por debajo de 6,8 o por encima de 7,8 las células dejan de funcionar correctamente y nuestro cuerpo enfermará o comenzará a mostrar síntomas de enfermedad. Por ejemplo, la capacidad de contracción de los músculos declina y la hormona adrenalina aumenta cuando el cuerpo se vuelve ligeramente más acido. Distintas partes del cuerpo tienen distintos niveles de acidez y alcalinidad.
Si el pH de nuestro cuerpo se desvía de esta gama y cae por debajo de 6,8 o por encima de 7,8 las células dejan de funcionar correctamente y nuestro cuerpo enfermará o comenzará a mostrar síntomas de enfermedad. Por ejemplo, la capacidad de contracción de los músculos declina y la hormona adrenalina aumenta cuando el cuerpo se vuelve ligeramente más acido. Distintas partes del cuerpo tienen distintos niveles de acidez y alcalinidad.
La alteración del pH, es fomentada por dietas altas en azúcar o en hidratos de carbono (carbohidratos), así como por beber agua contaminada y respirar aire contaminado, de lo cual muchas veces ni nos damos cuenta. También se provoca alteración cuando nuestra flora intestinal se deteriora y hasta se destruye a causa del uso de antibióticos u otros medicamentos fuertes, como la quimioterapia.
Por lo tanto, las principales fuentes de acumulación de ácido son:

1.) El metabolismo y/o desglose incompleto (oxidación) de los productos alimenticios o metabólicos “residuos” producido como subproducto de actividad celular. Durante la respiración celular y la producción de energía, los ácidos producidos como parte de productos de “desechos”. Estos ácidos deben ser “equilibrados”, neutralizados, o eliminados por el cuerpo y los sistemas de desintoxicación a través de los intestinos, riñones, pulmones, el hígado y la sangre.

3.) La gestión de las emociones y sentimientos. Desde la inquietud hasta un sentimiento de rabia continuado, generan mecanismos de estrés liberando adrenalina aumentando el nivel de glucosa en la sangre, y al igual que cuando ingerimos en exceso alimentos ricos en glucosa, y carbohidratos, esta, si no es consumida o quemada por ejercicio físico, queda como residuo toxico, generando un ambiente acido en nuestro cuerpo, rompiendo su equilibrio bacteriano.

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