Los hábitos basados en estos alimentos, además de la acidez, crean adicción, y es entonces cuando sentimos la urgencia de ingerir algo dulce, o carbohidratos, que se convierten en glucosa, o en alcohol. Para poder procesar dichas toxinas, el hígado las convierte en alcohol (ácido) y ese exceso de alcohol en nuestro organismo, nos produce una sensación como la de estar borracho... mareado, desorientado, mentalmente confundido.
La acidificación conlleva a una acumulación excesiva de bacterias y hongos que reduce la provisión de potasio y magnesio del cuerpo. Esto puede disminuir la capacidad del organismo para absorber minerales adicionales y otros nutrientes, disminuye la producción de energía en las células, disminuye su capacidad para reparar las células dañadas, disminuye su capacidad de desintoxicar los metales pesados, y permite que las células tumorales crezcan y proliferen, y lo hacen más susceptibles a la fatiga y la enfermedad.
Otros síntomas son los ataques de pánico, ansiedad, depresión, irritabilidad, dolores de cabeza, dolores en las articulaciones, inflamación en vías respiratorias, sinusitis, estrés glandular y problemas menstruales, quita el entusiasmo, la ambición, la stamina, y causa la liberación de radicales libres, los cuales colaboran en el proceso de envejecimiento.
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